Esta reflexión que para nada podemos compartir, y no compartimos, y ni tan siquiera podemos admitir, es la idea fuerza de alguno y de alguna.
El acosador o acosadora, acosado o acosada.
Esta afirmación se produce cuando se recibe "la misma medicina", que de forma generalizada se ha venido aplicando o se viene aplicando, dependiendo la dosis, y si eres o no adepto al régimen impuesto.
Es evidente que la acción que ha realizado y viene realizando, CCOO es molesta. Algunas más que otras. La beligerancia realizada identifica al actor o actora, dependiendo del irracional que se preste a ello. Nos tememos que, a veces, son más de la cuenta, y hasta ahora indemnes.
El posicionamiento de CCOO, y que va a seguir siendo, es defender al conjunto de los empleados públicos del SCE, pese a quien pese, y del conjunto de todas las administraciones en general. No admitimos chantajes, ni acciones barriobajeras, que identifican al actor o actora, de los hechos. ¡Faltaría más!
Al parecer, en los corrillos del café, como si de un programa de televisión se tratase, y en los desayunos, alguno y alguna desde un anonimato perfectamente estudiado y preparado optan por calumniar a personas por su acción.
Pero he aquí, que de buenas a primera, sufren una galopante pérdida de memoria, que a veces se puede traducir más en un comportamiento de clausura, que en un comportamiento libre y abierto, y sobre todo de valentía.
Decir mentiras a medias es un intento banal de envenenar el mensaje y al receptor del mensaje emitido.
Las irregularidades administrativas, y las que no lo son, tienen un cauce de solución, que tiene un marco jurídico establecido y que hace necesario respetarse escrupulosamente por los gestores políticos que estén al frente de las centros directivos públicos, al cual han sido designados. En este caso, iremos al dicho: “La mujer del César, no sólo debe serlo, sino además parecerlo”.
Cuando se adoptan decisiones, a sabiendas de su irregularidad, estamos ante un hecho de perjudicar intencionadamente, de actuar dolosamente, en lugar de mantener la objetividad que se le presupone, y que debiese ser el leitmotiv de sus actuaciones: los criterios objetivos.
Las subjetividades vienen de otro u otra. Allá ellos.
Son muchos y muchas, que se han tenido que apartar, para no sufrir los embistes dictatoriales. Son muchos en los más de 30 años ejerciendo, de amigos, colegas, compañeros, y como no subalternos también.
Cubrir con mentiras los hechos acontecidos, solo produce una imagen mezquina del referente, pero estamos acostumbrados, pero no por ello, identificados ni compartidos.
La utilización de los recursos públicos, para sustentar acciones sectarias, es a todas luces irregular cuando no, y nos permitimos incluso de calificar en estos tiempos de recortes económicos y de derechos sociales conquistados y de valores, hasta delictivo.
Hemos sufrido por representar las acciones sindicales de CCOO en defensa de lo público: recortes salariales injustificables, reclamaciones salariales legítimas por acoso, denegación de actos, etc.
Todo ello conforma un abultado expediente que en el momento procesal oportuno, se dirigirá a donde se tenga las competencias en estas materias, sin descartar ninguna. Con algunas hemos comenzado.
Recordamos a todas y todos, la imposición de la máxima “quien no esté de acuerdo, que acuda a los juzgados”, en ello estamos.